Por: Miguel Collado
El antecedente más antiguo de la literatura infantil
dominicana quizá sea la publicación, en 1821, de las fábulas de José Núñez de
Cáceres en el semanario “El Duende”, que él mismo fundó en la ciudad de Santo
Domingo el 15 de abril de dicho año. El insigne patriota firmaba con el humilde
seudónimo de “El Fabulista Principiante”. La fábula es el género narrativo o
apólogo, en verso o en prosa, en el que lo inanimado adquiere vida y lo animal
es humanizado, y cuyo propósito es de tendencia moralizante.
Ahora bien, a la educadora y escritora Aurora Tavárez
Belliard ―nacida en Guayubín (Montecristi) en 1894 y fallecida en 1972 en Moca,
donde ejerció el magisterio desde 1928― hay que reconocerle su condición de
pionera como la primera autora dominicana en escribir fábula, género literario
de cuyo valor didáctico estaba profundamente consciente la sobresaliente
escritora mocana.
En su libro “El niño dominicano. Libro de lectura: tercer
curso”. (Santiago de los Caballeros: Imp. La Información, 1941. Pág. 4) ella,
con claridad de pensamiento, opina así sobre la fábula: “…la fábula es para la
literatura infantil lo que los mitos son para la cultura de los adultos: una
mentira, una ficción, pero más amable y dulce que la más hermosa realidad”.
Sugiere Tavárez Belliard que es la fábula, desde el punto de
vista didáctico, el modo de expresión ideal para estimular al niño en la
lectura:
“El niño, sujeto poderosamente imaginativo, es un gran
enamorado de lo maravilloso y lo extraordinario […] y dominado por la más ardiente
curiosidad, aspira a traspasar las fronteras de su mundo, para conocer la vida
y milagros de otros seres, que bien pueden ser animales, reyes, hechiceros,
apóstoles, mendigos, piratas, héroes, guerreros, príncipes, aventureros,
bandoleros, exploradores…” (1).
Maestra Aurora Tavárez Belliard |
De la obra citada, transcribimos a continuación la fábula
titulada “El Lobo y el Gato”, cuya moraleja, según palabras de su autora, es:
“quien se rodea de enemigos, no puede hallar quien lo proteja en el momento de
desgracia”. Veamos:
EL LOBO Y EL GATO (2)
“Un lobo al que perseguían unos cazadores, huyó hacia una
aldea. A poca distancia de las casas vio un gato sobre un muro.
―Querido amigo ―dijo―, te ruego que me dediques un lugar
donde yo pueda encontrar asilo. Yo te consideraré como mi salvador. Sobre todo,
habla pronto. ¿No oyes el sonido de las bocinas y el ladrido de la jauría?
―Vete a casa de Bertón ―respondió el gato― es el hombre más
de bien que hay en el mundo.
―Sí, pero yo le he comido su carnero.
―Entonces vete a encontrar a Jerónimo.
―Temo que también él me guarde rencor; parece recordarme que
alguna vez le he robado un cabrito.
―Corre, pues, a casa de Pedro.
―No soy tan loco, hace un año que me tiene odio por un ruin asno que le comí.
―En ese caso vete a casa de Basilio.
―¿Y su ternera que yo atrapé hace quince días?
―Si es así ―replicó el gato― no te queda otro camino sino
morir”.
Repetimos lo afirmado en el segundo párrafo de este breve
artículo: es la educadora Aurora Tavárez Belliard la primera escritora
dominicana que escribe fábulas. Hemos identificado casi 40 textos de su autoría
que responden a las características del género literario por el que son famosos
universalmente el griego Esopo, el español Iriarte y el francés La Fontaine.
¿No debería el Ministerio de Cultura, en su honor, editar un volumen con esas
fábulas a través de su Editora Nacional? Pensamos que sí debería. ¿Y qué opinan
los cultores de la literatura infantil dominicana de hoy?
________
(1) Obra citada: pág. 3.
(2) Idem: págs. 48-49.
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