COLECCIÓN MARCA PROVINCIA
Para la memoria de San Cristóbal
Para que una puerta se abra tienes que
empujarla,
si no, se queda cerrada.
Mateo Morrison,
Premio Nacional de Literatura, 2010.
San Cristóbal, he aquí tus
hijos. Una nueva cosecha de escritores se levanta para honrar grandes
sancristobalenses que han dejado sus huellas en las páginas de la literatura
dominicana. Hablamos de nombres como Tulio Manuel Cestero, autor de la novela “La Sangre”;
Osvaldo Bazil, autor del emblemático poema “Pequeño Nocturno” y amigo
personal de Rubén
Darío; Zacarías Espinal representante del movimiento
literario El Vedrinismo; Domingo Moreno Jimenes creador de movimiento El
Postumismo, quien vivió por más de una década en nuestra provincia, siendo
creador y director del Instituto de la Poesía Osvaldo Bazil; Diógenes Valdez, Premio Nacional de
Literatura; el destacado cuentista Orlando Alcántara; los reputados críticos de
arte Cándido
Gerón y
Odalís
G. Pérez,
… y de esta manera pudieran ir aflorando nombres y más nombres que nos
engrandecen en materia literaria.
La literatura infantil por décadas se ha basado en lo
que escriben los adultos para los niños, no en lo que escriben los propios
niños; no se suele cultivar en los infantes la escritura creativa como parte de
su desarrollo integral y humano, donde se les haga conciencia del potencial
oral, escritural e imaginativo que poseen. Tradicionalmente nos hemos
preocupado en que consuman lo que los adultos escriben para ellos. Pero, ¿y qué
del asombro, del ingenio que pueden expresar los propios niños, con sus propias
palabras, con su propia visión del mundo que les rodea?
Los escritores de la llamada “literatura infantil” parecieran escribir sus
historias para niños de una clase social donde es posible que existan príncipes
y princesas que heredan mansiones y fortunas, y que se casarán y serán “felices
para siempre.” Pero en el barrio, en la realidad social en la que se
desarrollan nuestros niños, las princesas andan muchas veces descalzas y los
príncipes son limpiabotas o vendedores ambulantes con una enorme responsabilidad
en sus hombros. En el barrio la realidad cobra vida y se convierte en poesía,
utilizando su cotidianidad y su entorno como recurso poético y narrativo, en el
que retratan su realidad vivencial de una manera que difícilmente pueda ser
encasillada en los cánones de los especialistas en “literatura infantil”. El
niño puede incentivarse fácilmente leyendo a otros niños, esto le permite darse
cuenta de que ellos también pueden ser creadores de sus propios mundos, y que
pueden desarrollar ese talento con el cual todos nacemos, porque todos tenemos
una historia que contar, un sentimiento que expresar mediante la palabra.
La Fundación Literaria Aníbal Montaño por casi una
década ha venido trabajando con niños de hasta 2 años de edad, poniendo en
práctica un interesante método de alfabetización mediante la literatura, en el
que el niño o niña aprende a socializar las palabras a través de los poemas que
se les leen, permitiéndole desarrollar una capacidad creativa y expresiva por
encima del nivel de los niños alfabetizados con el método tradicional de
lecto-escritura, por demás frío y mecánico.
¿Y qué decir de los innumerables aportes cuando la
poesía es la base del aprendizaje? Podemos citar algunos como el dominio
escénico, capacidad de razonamiento a muy corta edad, habilidad para el fácil
aprendizaje en las diversas materias escolares, la capacidad de sociabilizar y
compenetrarse con sus compañeros; fortalecimiento de su identidad particular y
colectiva; su personalidad y seguridad en sí mismos, pensar en colectivo, ser
más humanos, mejores hijos, reconocer el valor de la naturaleza, el respeto a
los demás y a la diversidad; a valorar sus derechos y deberes ante la patria y
especialmente ante su barrio, su comunidad, como principal elemento de
identidad de nuestras raíces y de lo que somos.
La FLAM se ha internado en los barrios más vulnerables
de la provincia San Cristóbal, creando una impresionante Red de Talleres Literarios de
jóvenes y la Promoción
101 Niños Poetas, un colectivo verdaderamente sin
precedentes, en el que se cultiva la creatividad de la mano de lectura de
autores que quizás los versados en la materia dirán que “esa no es
literatura para niños”.
Y yo pregunto, ¿qué es literatura para niños? Ya lo
dijo el autor del célebre “Platero y yo”, Premio Nobel de Literatura
1956: Juan Ramón Jiménez: “creía y creo que a los niños no hay que darles
disparates para interesarles y emocionarles, sino historias y trasuntos de
seres y cosas reales, tratados con sentimiento profundo, sencillo y claro.”
Ysabel Florentino, Presidenta de la FLAM, maestra y escritora. |
Para nuestros niños y niñas de los barrios el taller
literario es un espacio que les permite divertirse, disfrutar y compartir el
arte y los conocimientos, poniendo a volar su imaginación. Sábado tras sábado
niños y jóvenes se dan cita en la Casita azul o “La casa de la creatividad” en
el sector de Madre Vieja Norte, de manera libre, abierta y gratuita, con la
emoción de quien tiene juguete nuevo: la lectura del libro que se llevó a casa
la semana anterior y un texto que escribió inspirado en lo aprendido o en sí
mismo.
La FLAM concentra sus esfuerzos en que esos niños,
niñas y adolescentes sean buenos lectores, buenos profesionales, pero sobre
todo ciudadanos con la sensibilidad necesaria para comprender y valorar mejor
su sociedad.
Agradecemos la confianza y el respaldo de la comunidad
del sector de Madre Vieja Norte, y a la Fundación Brugal por el otorgamiento
del Premio Brugal Cree en su Gente, 2013, en el reglón Arte y Cultura. Dicho
galardón nos permitirá hacer más visible el trabajo desarrollado durante 16
años, con el lanzamiento de la Colección Marca Provincia que viene a engrosar la
bibliografía de nuestro natal San Cristóbal y de nuestro país.
¡San Cristóbal, aquí están tus hijos! Felicidades a
todos los que somos FLAM por ser parte de esta utopía hecha realidad a fuerza
de derribar puertas y vencer enormes obstáculos.
Ysabel Florentino
Presidenta
Fundación Literaria Aníbal Montaño, Inc.
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