viernes, 17 de mayo de 2013

María Taquitos, por Giovanny Cruz (Presentación)

Portada de la obra. Clara Luz Lozano, autora.
El gran contador de cuentos dominicano Juan Bosch, solía decir que contar es llevar cuentas…. y, específicamente, llevar cuentas ajenas. Ciertamente que cuando los escritores relatamos lo que en realidad estamos haciendo es llevando las cuentas de otro.
Hay características generales sobre el cuento que están harto citadas, por lo que no juzgo necesario recordarlas.
Sin embargo, en el caso particular del cuento infantil, estas características son muy especiales, porque a quienes van dirigidos, fundamentalmente, estos tipos de relatos, es a lectores que aún están desarrollando sus gustos literarios, cambia por tanto, la manera de captar los símbolos, de seguir las historias y de llegar a través de ellas a conclusiones muy especificas.
Esto de escribir cuentos para infantes no es algo que podemos hacer a la ligera. Es algo muy serio que requiere de mucha honestidad, conocimientos literarios y de la sicología infantil.
Es necesario dominar, al menos, las características generales antes de iniciar la hermosa aventura de escribir cuentos para nuestros niños.

Veamos algunos aspectos de las características que he aludido:

—En el cuento infantil la historia no debe dar muchas vueltas. Tampoco debe alargarse. Es decir, como ya han escrito expertos en la materia: este tipo de cuentos debe tener continuidad y rapidez.

—La repetición de las acciones es mandatorio. Nunca debemos olvidar que el lector a quien dirigimos estos cuentos, aún no desarrolla todo el potencial de la concentración. Así las cosas, este requiere que le vayan, en el cuento, refrescando los acontecimientos importantes.

—La secuencia debe ser clara y directa.

—El protagonista debe ser identificado inmediatamente. El lector no debe tener ninguna duda de con cuál persona, animal o cosa se va a identificar.

—La estructura del cuento infantil, y esto es trascendental, preferiblemente debe ser llana y con pocos misterios. Cuando colocamos estos últimos no debe haber mucha dificultad para descifrarlos.

Los clásicos, y más conocidos, autores de cuentos infantiles son:

Hans Christian Andersen, autor, entre otros muchos cuentos, de: Abuelita”, “El abecedario”, "Siete cabritos", “El abeto”, “Almendrita”, “El ángel”... obras que no requieren especiales conocimientos literarios para disfrutarlos y captar la sicología de su lectura.

Los hermanos Grimm, que escribieron:“Hansel y Gretel”, “El lobo y los siete cabritos”,“Blancanieves y los siete enanitos”; etcétera.

Charles Perrault,que escribió “La Cenicienta” y “La Bella Durmiente", entre otros.

Pero hay otros escritores emblemáticos que han escrito cuentos para infantes:

Andrei Gorbovsky, Adolfo Bioy Casares, Alejo Carpentier, Alexander Beliaev, Alfredo Julio Grassi, Allen Kim Lang, Ana María Matute, Ana Rosseti; entre otros y otras.

En “María Taquitos”, el cuento de la actriz, dramaturga y narradora Clara Luz Lozano, concurren las características del buen cuento literario infantil.

“María Taquitos” es un relato lleno de imágenes y símbolos, que al leerlo nos queda la sensación de que lo estamos viendo como en redondas pinturas sucesivas. Nos habla de las ilusiones y de los recuerdos compartidos, de la asombrosa manera de cómo una niña, María, logra rescatar, primero, y preservar luego, sus mejores recuerdos. También nos cuenta de las ilusiones y quereres, de los viajes interiores que puede realizar cualquier niño para construir su particular y singular universo de fantasías, formas, colores, recuerdos, medios y leyendas.
En el mundo mágico que construye la María Taquitos, de Clara Luz Lozano, no hay lágrimas ni tristezas. Añoranzas, sí, por la madre amada y nunca olvidada.
Desde luego que María Taquitos, el personaje protagónico del cuento, no se queda, escapada, viviendo entre las nubes. ¡No! Solo va a ellas procurando lo mejor de sus emociones. Por aquello de que en el presente no podemos proyectarnos convenientemente hacia el futuro si no construimos la estratégica base en el pasado.
Nuestra María Taquitos viaja al espacio, ciertamente; pero regresará a nosotros para reír a carcajadas, para cantar y contar las alegrías conquistadas en su viaje; absolutamente reconciliada con el sencillo, pueblerino y particular universo que le rodea. Eso sí, ya nadie le podrá arrebatar esas ilusiones e imágenes que en sus nubes interiores ha conseguido. Estas, se quedarán dentro de ella como tesoro bien guardado en su cofre interior.
Por supuesto que en el cuento de Clara Luz Lozano se aprecia una cuidadosa y vasta cultura de literatura infantil, que como ya dije es la que requiere de mayores y delicados cuidados.
Con estos parámetros, Clara Luz construye cada palabra, cada imagen, cada símbolo y toda la historia de ese venturoso mundo mágico del que nos habla la ya para mí inolvidable María Taquitos.
Cabe destacar las delicadas y justas ilustraciones de “María Taquitos”, realizadas magistralmente por Adela Dore. Estas ilustraciones proporcionan, indudablemente, un atractivo adicional al relato que, por supuesto, celebro. Más celebrarán los lectores infantiles a quienes en verdad está dirigida esta joya de literatura infantil, escrita por una artista dominicana. No obstante, en lo que podemos llamar la “arquitectura interior” del cuento, encontramos imágenes encantadoras que la artista gráfica Adela Dore inteligentemente descubrió y colocó en la superficie material del relato impreso.
Hace un tiempo que dejé de ser niño, pero con “María Taquitos” regresé, de repente, a las ilusiones y fantasías de la infancia. Clara Luz, por breves momentos, me obligó a ser nuevamente niño. Estén seguros que les pasará lo mismo.
Cuando crecemos, adquirimos una nueva familia; pero, sin dudas, algo perdemos durante todo el trayecto hacia la adultez. Entre los tantos valores que descubro en “María Taquitos” está, precisamente, el del reencuentro con lo más puro del pasado. Por eso, aún como adulto, disfruté de la lectura de este cuento de Clara Luz Lozano.
Empero, debo admitir que, definitivamente, este cuento no fue escrito especialmente para mí; sin embargo, cuánto he disfrutado al leerlo. El gozo que me ha producido esta muy valiosa joya de la literatura infantil, me obliga a agradecer a Clara Luz Lozano la hermosa aventura que resultó ser adentrarme en este especial relato. Tanto, que no he podido evitar, desde que concluí la última lectura que hice del cuento, repetir en mi cerebro su hermoso colofón:

María Taquitos
María Tacón,
subió a las nubes
sin ser avión

Pegó un brinquito
que la elevó.
Con su mamita
cantó y bailó.
Zapataquín, zapatacón,
que ya este cuento

se zapateó.



GIOVANNY CRUZ es actor, director y dramaturgo.

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