En el cóncavo agujero
de la pared de una iglesia
Doña Lechuza habitaba,
y de la torre el testero
por ser la mansión que aprecia
una Cigüeña ocupaba,
de modo que sus visitas
se hacían como vecinitas.
La Lechuza
en una de éstas
después del común saludo
así le habló a la cigüeña:
con mil preguntas molestas,
vecina donde ti acudo y fiel
la amistad se empeña
en que tu sabio consejo
me des para mi manejo.
No me dirás mi querida,
¿por qué en asuntos civiles,
políticos, o de Estado,
si una ley es infringida
al punto corren a miles
los soplos al magistrado,
pero en los de Religión
todos se ponen tapón?
Con relación muy prolija
el negro Cuervo ayer vino
a delatar del Milano,
que viendo una Lagartija
en el patio del vecino
atrevido le echó mano:
¡y el pobre sufrió la pena
del que viola casa ajena!
Pero al Murciélago feo
aunque saca su pitanza
de la
Iglesia, yo lo vi
sostener con devaneo
que ya no estaba en usanza
creer en el Trimurtí;
y otros al desprecio dan
por fabuloso el Vedám.
¿Y no es ley constitutiva
del Estado conservar
la
Religión con pureza?
¿Pues cómo no hay esa activa
diligencia en denunciar
al que niega su certeza?
aquí mis dudas tenéis,
decididlas si podéis.
La Cigüeña
con sonrisa
de este modo le responde:
si la
Religión, comadre,
diera buen sueldo y divisa,
hiciera Marqués o Conde
a quien en su favor ladre,
tendría muchos delatores
contra sus innovadores.
Pero como las promesas
que ofrece son reservadas
para la vida futura,
y nadie en esas larguezas,
aunque sean muy colmadas,
la bucólica asegura,
en lugar de abrir la boca,
todos dicen: no me toca.
Por José Núñez de Cáceres
José
Núñez de Cáceres fue el primero en utilizar la literatura como arma de denuncia
social y política. Nació en 1772 en Santo Domingo. Fue rector de la Universidad Autónoma
de Santo Domingo y director del periódico El Duende. Proclamó la primera
independencia, que se denominó la
Independencia Efímera debido al poco tiempo que duró. Escribió doce fábulas,
entre las cuales se citan: "El conejo, los corderos y el pastor","El lobo y la
raposa","La araña y el águila" y "El abejarrón y la abeja“. Firmaba estas con el pseudónimo de”el fabulista
principiante“, por esto y por sus obras se le atribuye el merito de ser el
primer fabulista criollo. Murió desterrado en México en 1846. Juan Pablo Duarte
(1813-1876) escribió poesía no para ser publicada y lamentablemente gran parte
de su obra desapareció en el exilio. Se conserva un romance en el que se
describe la partida al destierro forzado por Pedro Santana en 1844, este recibe
el nombre de”La cartera del proscrito“. Además escribió otros poemas
como”Suplica“,”Desconsuelo“,”Antífona“y en prosa escribió”El proyecto de la constitución.“
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