miércoles, 4 de diciembre de 2024

Un viaje inmemorial de Patricio León


Es la primera vez que escribir unas palabras para la presentación de un libro dirigido a la infancia me toma tanto tiempo. Meses largos. Leí el cuento varias veces. Lo terminaba y quedaba en blanco. Me obligué a terminarlo al final del plazo. En cámara rápida, me veo a mí misma, desandando la casa, subiendo y bajando libros, encendiendo y apagando la computadora, saliendo y entrando, enfocándome en el tema y dejándolo… 

En esta historia de Patricio León, al contrario de la mayoría de temas tratados en la literatura infantil dominicana, empezamos con la cosa más triste del mundo (la muerte de un niño), y para empeorarlo, él decide que esto suceda en la época de Navidad.

«Cuento de Navidad» comienza con la siguiente frase: «Empecemos por decir que Marley había muerto». Mientras que «Un viaje inmemorial» lo hace de la siguiente forma: «Un niño acaba de morir. ¿podría ocurrirle algo peor a una familia en víspera de Navidad».

         «Mas la sabiduría de nuestros antepasados resplandece en los símiles, y mis manos profanas no deben perturbarla, o desaparecería el país. Me permitiré pues, repetir enfáticamente que Marley estaba tan muerto como el clavo de una puerta».

Esto que tomo de la primera página de «Cuento de Navidad» de Charles Dickens, me sirve de pie de amigo para adentrarme en «Un viaje inmemorial», relato que tiene mucho del gran escritor clásico inglés. (Para todos es sabido que Patricio ha estudiado los clásicos desde la infancia. Los estudió y ha representado como actor algunas grandes obras).

¿Es tan terrible la muerte?

Los días 1 y 2 de noviembre, hay un país en el mundo hispano, que celebra el día de la parca, contrario a todas las naciones del mundo que la reducen al mundo de los funerales, el terror y la ficción, a pesar de ser parte de la vida. Con esta celebración, México mantiene una tradición de numerosos valores que «Un viaje inmemorial» nos da la oportunidad de apreciar al tratar el tema de la defunción, deceso, fallecimiento, óbito, partida, tránsito, o simplemente muerte en un cuento dirigido a la infancia.

Patricio León, a sus muchos títulos (educador, neuro lingüista, actor, dramaturgo, escritor para adultos y para niños…), suma el de «justiciero», porque observando una realidad común a la infancia mundial, decide ponerle remedio desde la raíz.

Para ello, crea al personaje THEO, quien muere desde la primera página. Este “angelito” tiene un asunto pendiente y se niega a entrar al Cielo como le corresponde por su inocencia y buen comportamiento, reclamando la oportunidad de hablar con el señor que reparte los juguetes: Santa Claus.

Niño, cáncer, muerte, dolor…

Un día conocí la redención de la humanidad a través de un niño que a punto de morir declaraba su amor por Dios, su conformidad, su ausencia absoluta de rabia, ira o descuerdo con lo que consideraba el plan de Dios y la extraordinaria disposición de sentirse elegido por Él. Uno nunca está preparado para enfrentar esto.

Básicamente, Patricio reinicia un patrón, de manera que (a partir de ahora) no solo los padres y tutores, sino los propios niños van a entender que los premios y las penalidades deben tener otro sentido.

Theo, el niño de «Un viaje inmemorial», es muy empático y compasivo. Tanto, que no puede disfrutar de la gloria de ser parte del coro de ángeles del Señor Dios, sin tratar de resolver un problema humano antes de partir definitivamente.

Con lenguaje directo atravesamos el mundo de Inglaterra a Alemania, de allí a Rusia y luego a los Estados Unidos para terminar en un lugar del mundo latinoamericano.

En lugar de mostrarnos los fantasmas de las Navidades pasadas, presentes y futuras, vamos a sorprendernos con tres personajes polémicos como adultos, pero de cuyas infancias, solo investigadores se ocupan.

Adolfo Hitler de Alemania, Iván el Terrible de Rusia y el Grinch, (personaje, creado por Theodor Seuss Geisel-Dr. Seuss, en Norteamérica), para terminar en casa de Tim, un niño típico de América Latina.

El denominador común para todos frente a Santa Claus es que estaban en una lista negra, la de los niños que no podían recibir obsequios porque se habían portado mal, sacado malas notas, desobedecido a sus padres, o quién sabe qué más que sus padres y parientes consideraban inaceptable.

«Un viaje inmemorial» nos va a conducir sin duda a las posiciones de los estructuralistas Hobbes vs Rousseau; y posteriormente a Freud y a Eric Fromm. ¿El ser humano nace bueno o viene con su maldad?

Los de mi edad hemos vivido el maniqueísmo, doctrina filosófica y religiosa que divide todo como hizo Moisés al cruzar el mar Rojo creando dos muros de agua para poder pasar. Así todo es blanco o negro, dulce o salado, bueno o malo… y fue mucho después que la literatura empezó a introducir protagonistas o antagonistas que no eran tan malos como se podía pensar y que tenían sus razones para actuar como lo hacían.

Algo de eso quise yo expresar en mi libro «Agua de Sal» en que la protagonista no puede llorar y en consecuencia, es malvada como psicópata incapaz de la empatía o de sentir el dolor ajeno como propio. Mi solución fue la sabiduría ancestral de una abuela que para mí son mágicas.

La abolición del castigo físico y la violencia en la crianza

No voy a defender esto. De ninguna manera. Pero sì llamo la atención de la tendencia de la sociedad a irse radicalmente de un punto a otro. Ningún padre amoroso quiere hacer daño a su hijo. Pero ocurre que hay muchos caso en que los hijos no son amados y los adultos tienden a volcar sus frustraciones en el castigo. 

La Biblia pone en PROV. 13:24 «El que retiene su vara aborrece a su hijo, pero el que lo ama, lo disciplina con diligencia».

A mí y a mis hermanos nos criaron con la pela. Eso de «a la cama sin cenar» no funcionaba en mi casa. Más adelante, mis hermanos menores fueron corregidos por mi segundo hermano que asumió el papel de padre. Creo que los dos varones menores fueron muy traviesos y bravucones.  Sin embargo, gran parte de los dominicanos se están criando hoy día sin una sola nalgada, correazo o bofetada, sin un cocotazo, sin un chancletazo. Mi nieta de 7 años, por ejemplo. Mi nieto postizo Silvio, que ya tiene 18 años. Y ciertamente, es la época de la autoestima alta. Dios sabrá lo que vendrá después.

Voy a citar al doctor norteamericano Dave Miller en su artículo “Los Hijos y la Vara de la Corrección” aparecido en Apologeticspress.org/:

Obviamente se necesita un balance apropiado entre la corrección y/o amonestación verbal y la aplicación del castigo corporal, como se puede notar en las siguientes palabras: “La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre. Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y dará alegría a tu alma” (29:15,17, énfasis añadido). No se puede subestimar ni disminuir exitosamente la gran importancia de la interacción entre la instrucción, la amonestación y la crianza positiva, juntamente con el castigo físico adecuado.

«Un viaje inmemorial» plantea mucho más que la muerte del pequeño Theo y su afán para impedir que en el mundo nazcan malvados. Porque definitivamente, para el pequeño Theo «Los villanos no nacen, se hacen»

Creemos que la vida, el crecimiento es un gran mapa de prueba y error. ¿Qué habría pasado de tener Hitler un padrastro amoroso y capaz de amarlo y conducirlo? ¿Cómo habría sido Iván, de no haber muerto su padre cuando tenía tres años y su madre cuando tenía ocho años? Y el Grinch, ¿por qué tenía el corazón encogido y odiaba el sonido del júbilo de los demás que para él era ruido? ¿Cuál es el futuro de Tim si solo se hace énfasis en sus carencias y no en sus bondades?


Patricio Leòn

Patricio León está renovando la literatura infantil dominicana con un toque distinto y fresco de la profundidad temática. Sus múltiples disciplinas lo llevan a enfocar los temas no solo con creatividad y originalidad. Él aporta nuevos enfoques que nos permiten dimensionar sus temas.

No creo que deba seguir extendiéndome, ya que la maravilla de la literatura es que cada lector va a enfocar su mente en los aspectos que considere más cercanos a sus conocimientos y experiencias, de donde sacará sus conclusiones.

Mención especial para Taína Almodóvar, cuyo talento ha complementado la historia que nos ocupa con su acostumbrada maestría en el arte de la ilustración de libros dirigidos a los niños.

Felicito a Patricio León por este aporte a la literatura infantil dominicana y deseo que siga produciendo, creando para nuestro país obras que nos enorgullezcan.

Dejamos el planteamiento tal como nos lo transmite el autor de este viaje, que sin dudas se «extiende o existe más allá del alcance de la memoria, el registro o la tradición».



Leibi NG

4/11/2024




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