Pablito es un perico muy divertido. Aunque es muy pequeño, puede hacer distintos sonidos con su pico y volar muy rápido con sus alas de varios colores. A Pablito no le gustaba comer frutas como a los demás pericos.
Un día mientras volaba con su mamá en busca de pequeñas frutas vió desde el cielo a un flamenco que buscaba su comida con la cabeza dentro del agua. Se acercó para ver lo que comía y le pidió un poco para probar. El flamenco muy sorprendido le dió de comer y siguió buscando dentro del agua muy concentrado. Mientras tanto, Pablito sentía un sabor extraño en su boca y al darse cuenta que no le gustaba lo que comía, tragó y luego bebió agua para quitarse el sabor de su pico.
Después de arrepentirse de lo que había hecho, se despidió del flamenco y subió al cielo para seguir volando con su madre. Al subir no la encontró y entonces decidió ir en busca de algo nuevo para comer. Desde arriba Pablito pudo ver a un pájaro carpintero que con su pico agujereaba un tronco haciendo mucho ruido. Se acercó al pájaro carpintero y le preguntó cual era su comida. El pájaro carpintero estaba muy ocupado buscando gusanos o insectos con su lengua dentro del tronco y no le respondió. Entonces Pablito al ver lo que comía su compañero le pidió un poco para probar. El pájaro carpintero le dió un gusano a Pablito y siguió trabajando. Pablito comió un poco y no le gustó. Entonces decidió seguir buscando algo que le gustara más que las frutas, los animalitos del agua y los gusanos.
En el camino en busca de comida, Pablito se encontró con una gaviota que venía de un lugar muy lejano. Le dijo a la gaviota que no quería comer frutas con su mamá y le pidió que le diera algo de comer. La gaviota fué al agua a buscar un pez y le dió un pedazo a Pablito. Al probarlo se dió cuenta que no le gustaba y después de dar las gracias siguió volando.
Después de un largo rato, Pablito decidió descansar. Se posó sobre la rama de un árbol y allí se encontró con un loro que comía frutas tropicales. Al ver al loro comer, Pablito sintió hambre y le pidió un poco para probar. El loro le dió un pedazo de fruta y siguió comiendo. Pablito comió sin parar pues le habían gustado mucho las semillas y las frutas. Pablito estaba muy contento de comer frutas con su nuevo amigo. Al escuchar a su mamá que pasaba por allí, fué hacia ella volando para decirle que ya si le gustaban las frutas y que la acompañaría todos los días a recolectarlas para la comida.
Desde ese día, Pablito come frutas pequeñas y semillas como todos los demás pericos.
Margarita Heinsen-Fernández
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