martes, 9 de septiembre de 2008

Mañana, mañana...



El día estallaba en rayos de luz.
Pétalos y hojas danzaban galantes.
La brisa y las flores tenían un romance.

Las nubes en fila formaban figuras
repletas de orlas azules y rosas.
Era exuberante la belleza fresca.
Transparente el día, estallaba en júbilo.

Una hermosa niña, con ojos de seda
miraba sin ver: -¡Ah que tiempo lento!
Mañana yo quiero estar en otro lugar 
y entonces feliz danzaré de contento.

El día, que tanta bondad había desplegado 
para que la niña sintiera su agrado
enconado tapó el sol, con viento y con lluvia,
nublando aquel día, frustrado marchó.

Moraleja:
Así en esta vida, vamos unos cuantos: 
Perdiendo de vista lo que nos rodea 
soñando con pájaros volando
y pasa el presente sin poder disfrutarlo.

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