miércoles, 9 de julio de 2025
viernes, 27 de junio de 2025
EL PESO FALSO, por Pedro Henríquez Ureña
¿Por qué llora la Isabelitica? Estaba en la
puerta de su casa de la sierra, con su muñeca del Día de los Reyes Magos.
Su casa de la sierra, en el pueblo donde su
papá tiene la mina, es la que le gusta más entre todas sus casas. La de la
capital es muy grande y tiene muchos criados, y tres automóviles, pero la mamá
se pierde en ella, y a veces sale a la calle sin avisar, y cuando Isabelitica
la busca y no la encuentra, cae enferma, y la mamá tiene que pasarse la noche
junto a su cama. ¡Y luego tantas salas donde no la dejan entrar! La casa del
lago es muy bonita, y hay botes; pero está muy sola, hay muy pocos vecinos y no
se halla nada que hacer sino pasear en bote o montar en burro. Y la casa del
mar, muy chiquita; es alegre bañarse en el mar y salir en el yate del papá;
pero el puerto ¡qué feo, con tantas aves negras! No, ninguna casa como la casa
de la sierra.
Allí pasan la Navidad y el Año Nuevo, y
esperan a los Reyes Magos.
Ahora los Reyes le trajeron esta muñeca
preciosa: del mismo tamaño que Isabelitica, pero no morena, sino rubia, con los
ojos azules; y acostándola cierra los ojos, y si la inclinan hacia adelante llora,
y si le aprietan el estómago dice ¡naturalmente! «papá», y si le aprietan el
corazón dice ¡naturalmente! «mamá», y si le dan cuerda echa a andar; eso sí,
hay que enderezarla bien para que al andar no se caiga.
Es muy divertido estar en la puerta de la
casa, porque se ven muchas cosas. Se ve la niebla fina que flota y sube y baja
entre los pinos de la montaña. Se ve la nieve de las alturas, cambiando de
color con el sol y con las nubes. ¡Qué tonto Martincito, el primo, creyendo que
la nieve unas veces sería de fresa y otras veces sería de limón! Pero
Isabelitica sabe cómo es la nieve, porque ha subido a la montaña: a veces,
cuando su papá y sus dos hermanos grandes salen de caza, las llevan, a ella y a
sus dos hermanas mayores, Natalia y Sofía, hasta una parte del camino. Y van
con perros muy delgados, que dan aullidos muy largos. ¡Y el día que Isabelitica
soltó los perros, y se fueron solos a la montaña, y ella les corría detrás,
queriendo detenerlos! Todo el pueblo le llamaba: ¡Isabelitica! Los perros no le
hacían caso: tuvieron que ir a traerlos los monteros del papá, tocando sus
cuernos de caza, y de lejos no se distinguía cuándo tocaban ellos el cuerno y
cuándo los perros ladraban.
Por delante de la casa se ve pasar mucha
gente, y todas son cosas curiosas. Ahí va ese hombre con ese animal que tiene
largas las patas de atrás y cortas las de delante, y lleva cinco animalitos en
la bolsa del vientre. ¡Qué cosa más rara! Da un poco de miedo. Pero los
animalitos son muy graciosos.
—¿No me regala uno de sus animalitos?
—No puedo, porque se moriría, ¿no ves que
todavía están mamando?
Aquí viene Magdalena, la hija del
carnicero. Es muy burlona. Pero ahora está muy sorprendida de ver la muñeca,
Isabelitica se la muestra, y la hace hablar, y la hace andar. Y cuenta que a
Natalia, su hermana rubia, le trajeron los Magos una muñeca de pelo castaño y
ojos grises, con traje verde, y a Sofía, su hermana de pelo castaño, una muñeca
de pelo y ojos negros, con traje rojo.
—¿Todo cambiado? —ríe Magdalena.
—Sí, así tiene más gracia —le contesta
Isabelitica. Pero le queda la inquietud de que a ella, secretamente, le gusta
la muñeca de ojos grises más que la suya de ojos azules.
Magdalena mira y toca el traje azul celeste
de la muñeca rubia, y el sombrerito, y las mediecitas, y los zapatitos. Y de
pronto sale huyendo con uno de los zapatitos.
Isabelitica quiere ir detrás de Magdalena;
pero entre que Magdalena salió huyendo muy de prisa y que no es fácil correr
con una muñeca tan grande, al fin se queda en la puerta, pensando en ir a
contarle a la mamá aquella maldad, para que hablen a la carnicería y devuelvan
el zapatito. Pero ahí viene una mujer con unas guitarritas pintadas de muchos
colores. ¡Qué lindas! Isabelitica quiere una, naturalmente; la mujer le dice
que todas las tiene comprometidas, que las lleva a casa del ingeniero inglés,
porque en la tarde las niñas inglesas tienen baile de muñecas, y esas son las
guitarras para los músicos de la orquesta, que son muñecos con trajes típicos.
Isabelitica va a la fiesta de las niñas inglesas. Pero quiere guitarritas para
sí, y la mujer se las promete para mañana
Hay que hablarle al papá, porque con este
trajín del Día de Reyes, y con la novedad de la muñeca, no se ha acordado de
pedir dinero. ¡Y en estos días hay tantas cosas que comprar!
En eso, viene por la calle una niña que
Isabelitica no conoce, una niña campesina, que viene jugando con un peso, tirándolo
sobre el empedrado y recogiéndolo cuando rueda. A veces se mete entre dos
piedras, da trabajo sacarlo, pero al fin lo saca, divertidísima.
—¡Qué lindo tu peso!
—Sí, es muy lindo. A cada rato parece que
se me va a perder, pero siempre lo encuentro.
—¿No me lo das?
—¡Ay, no!
—Mira: te doy este zapatito de mi muñeca.
—¡Ay, qué muñeca! —y aquí no para de mirar
y tocar y examinar la muñeca, y de averiguar cómo anda, y cómo habla, y cómo
llora, y cómo duerme.
—¿Pero què hago yo con un zapatito?
—Te doy las mediecitas también. —Y para
adentro: la muñeca trajo doble de todo.
—¿Pero para qué las quiero?
—Te doy el traje.
—Pero ese traje cuesta caro. Y mi peso es
falso. ¿No oyes cómo suena?
—¡Pero yo lo quiero!
—¿Pero qué hago yo con el traje si yo no
tengo muñecas de ese tamaño?
—Te doy la muñeca por el peso.
Brillaron los ojos de la campesinita.
Débilmente dijo:
—Pero el peso es falso…
—No importa; yo lo quiero.
La campesinita desaparece con la muñeca, a
todo correr, volviendo la cabeza de cuando en cuando. Isabelitica se queda
jugando con el peso.
A los pocos minutos suspira por la muñeca. Al fin entra en la casa llorando.
—¿Por qué llora la Isabelitica?
—¡Qué niña esta! ¡A quién se le ocurre! Corran a ver si descubren a la chica del peso falso. ¿Cómo era? ¿Para dónde iba?
Isabelitica está enferma de llorar. No
puede ir a la fiesta de las amiguitas inglesas; Natalia y Sofía se irán solas,
porque la mamá se queda en casa, inventando maneras de calmar a la pequeña. Al
fin, la fatiga y las promesas vencen el llanto de Isabelitica; se telegrafiará
pidiendo otra muñeca igual, si no aparece la del trueque. Y hay que
telegrafiar, en efecto, porque los criados vienen diciendo que anduvieron por
todas partes y pudieron saber que por el camino de Chinaulingo pasó una niña
campesina con una muñeca grande, pero en Chinaulingo nadie da razón de ella y
nadie ha visto la muñeca.
La Luz Vieja, por Juan Báez Melo
Matanzas debe su nombre al hecho de que una vez sirvió como matadero general de varias comunidades, por lo tanto, debió de ser inmensa la cantidad de huesos que en el conglomerado existiría.
Se dice que algunas personas la perseguían y no la alcanzaban. Era como una bola de humo, que se movía con cualquier brisa, hasta con el impulso de los mismos perseguidores.
También se decía que el que la alcanzaba sufría de fiebre.
Se afirmaba que era común verla en las cocinas de Julita Colón y de Ana Popolo, también en el olivo de la laguna y en el tamarindo de Loló Guerrero.
La vieron por los frentes de lo que luego fue el matadero municipal. Me dijo el tío que un golpe de brisa se la llevó para el cerro.
Se señala que salía cuando había un enfermo de gravedad y que así sucedía porque era para anunciar muertos, pero es que en esa época las personas sólo se trasnochaban cuando había enfermos en estado de gravedad.
Meraldo Pimentel Melo el hijo de Rosa Tavito, me dijo que una vez notó una claridad que entraba por el tragaluz de su casa y que cuando se asomó era la Luz Vieja en el tamarindo y que de allí voló para la cocina de La Bola (Meraldo todavía está vivo y puede corroborar lo que aquí expreso).
Noticias que a mí han llegado de parte del primo Juan Báez Tejeda (Cupey), dicen que cuando el abuelo Pancho Báez estaba grave, los que asistían a su velatorio la vieron saliendo de por donde Ana Popolo y voló hacia el olivo de Domingo Carmenelia. Desde allí se fue de rama en rama hasta el tamarindo de Loló Guerrero, de donde, igual que en la historia de Meraldo, continuó para la cocina de la Bola.
Algunas de las personas que estaban en el velatorio la persiguieron, pero desapareció en el lugar ya mencionado.
Hubo una época que en Matanzas era común ver este fenómeno de la naturaleza, hoy extraño para los menores de cuarenta años, quienes ahora me preguntan si era verdad lo que decían los viejos. Pues sí, es verdad y no tenía relación con nada del otro mundo, ni con misterio alguno sobre muertos y aparecidos.
La Luz Vieja, que en otras partes llaman la Luz Andante o la Luz Mala, es producida por el fósforo que despiden los huesos en su estado de descomposición. Este fenómeno, se veía en las comunidades banilejas en una época cuando las mismas eran Hatos Ganaderos.
En Matanzas escasearon sus apariciones cuando llegó la Colonia Cañera, ya que todas las tierras fueron removidas, dejando en libertad el fósforo.
Cuando la vieron (en la gravedad del abuelo Pancho), es la penúltima noticia que de ella tenemos. Eso fue en 1967, antes de llegar el servicio de luz eléctrica, lo que nos lleva a la conclusión de que la claridad que existe en las noches presentes puede impedir ver las escasas veces que pueda salir.
viernes, 20 de junio de 2025
Si la fantasía se perdiera, la brújula la encontraría en Brunilda Contreras; prólogo por Yuan Fuei Liao
Las palabras son un mundo de posibilidades infinitas, y cuando se trata de jugar con ellas, la fantasía se desborda. Este es el universo de las greguerías, hermanas cómicas de los aforismos. Una greguería podría ser un verso disfrazado de chiste, o tal vez un refrán con cara de sonrisa. Combina el ingenio, la poesía y la observación aguda del mundo cotidiano. Fue el escritor español Ramón Gómez de la Serna quien las creó y las enmarcó como «metáforas más humorismo». A través de ellas, lo común se transforma en algo extraordinario, y lo abstracto se vuelve palpable, invitándonos a ver la realidad desde una perspectiva fresca y divertida.
Este libro de greguerías para niños, escrito por la laureada autora y educadora dominicana Brunilda Contreras, nos abre las puertas a ese maravilloso juego con las palabras. Ella no solo observa el mundo, sino que lo escucha, lo siente y lo reinventa, desde su herencia de sabiduría popular (la sapiencia que los campesinos transmiten con naturalidad) hasta sus vastos conocimientos en la neurolingüística, aunados a su fértil vocación de maestra. Con un lenguaje repleto de chispa y creatividad, sus greguerías hacen sonreír, pero también llaman a pensar. Cada frase es una ventana que nos descubre la magia que se esconde en la cotidianidad.
Las greguerías de Brunilda son tesoros lúdicos que despiertan la curiosidad de los niños: encuentran en ellas una forma de entender y disfrutar el idioma. ¿Qué niño no sonreiría al descubrir que «las mariquitas no comen sandías porque creen que son su bisabuela»? ¿O que «el piano es muy simpático porque siempre tiene los dientes al aire»? Estas imágenes juguetonas no solo provocan hilaridad, sino que también fomentan la reflexión y el desarrollo de la capacidad de observación y de asombro.
En el lápiz de Brunilda, las cosas más simples cobran vida propia. El murciélago en vuelo se convierte en «una sombrilla partida por la mitad», el pavo real en un «abanico de orgullo», y la copa del árbol en «el cielo de las aves». Ella tiene la habilidad de capturar la esencia poética de los objetos y situaciones, presentando ideas que resuenan con una verdad divertida y, tantas veces, profunda. Así, «la jirafa casi no duerme porque teme soñar con un cuello más largo», mientras que «el gallo vive en la cresta del machismo». Estos malabares de palabras no despiertan solamente la risa: también la mirada contemplativa en los pequeños lectores.
Adicionalmente, en este juego de vocablos, los niños aprenden a valorar la importancia del lenguaje. Las greguerías, con su cercanía a la poesía, nos muestran que las palabras no solo tienen significado: además poseen una forma, una música y un ritmo que podemos explorar. Cada greguería es una chispa de creatividad que enciende la fantasía y enseña a admirar el mundo con ojos curiosos.
La autora, con su estilo único —y su doble amor por los niños y por las palabras— nos regala en este libro una herramienta maravillosa para el desarrollo de la creatividad. Al jugar con el lenguaje, los niños se divierten en grande, a la vez que desarrollan habilidades importantes para la vida: la capacidad de ver el mundo desde diferentes perspectivas, el placer por descubrir lo inusual en lo cotidiano, y el arte de expresarse de manera novedosa.
Definitivamente, nuestra Brunilda Contreras ha alzado su voz entre las estrellas de la literatura infantil. Se ha dejado arropar por el aura luminosa de Gianni Rodari, el ingenio poético de María Elena Walsh y la ternura narrativa de Jairo Aníbal Niño. Con sus palabras, se une al firmamento de los grandes creadores, tejiendo con cada greguería un nuevo brillo en el cielo de la imaginación, con dedicación amorosa e invaluable.
Además, este libro se convierte en un atesorado álbum ilustrado gracias al extraordinario talento de Verouschka Freixas, artista plástica, profesora de arte e «ilustradora que escribe», como ella se autonombra. Con los colores y trazos de Verouschka, este libro álbum se convierte en un mundo habitado por palabras y dibujos que dialogan en un lenguaje de sugerencias y misterios. Aquí, las ilustraciones no sólo decoran el texto: dicen lo que las palabras callan, abren caminos que los lectores recorren en silencio, en busca de algo más allá de lo que ven. Cada imagen lleva al observador a preguntarse qué sucedió antes y qué podría ocurrir después, invitándolo a un juego donde el pincel y la palabra hacen malabares. Por eso celebro este binomio de Brunilda y Verouschka: juntas son una explosión de colores y sonidos que garantizan que los niños sonrían, se rían, sueñen, amen y disfruten la lectura.
En resumen, este libro no es solo un conjunto de frases ingeniosas: es un puente hacia la poesía, la reflexión y la diversión. Es una invitación a que los niños, junto a sus familias, disfruten del asombro de las palabras. Así que, ¡abramos sus páginas y dejémonos sorprender por el encanto de palabrista, tan propia de Brunilda Contreras, y su maravilloso mundo de las greguerías!
Llegó el momento de poner punto final a este prólogo, porque «el punto es el freno de la oración».
Yuan Fuei Liao
Autor de literatura infantil y juvenil, docente y papá
miércoles, 18 de junio de 2025
Jaquelina Romero LLEGÓ PARA QUEDARSE
Cuando hay obra, las palabras están ahí contenidas.
Miren ustedes lo excepcional que es esta autora que lo REÚNE TODOOOOOO!!
sábado, 10 de mayo de 2025
"El Extraordinario Orbitar de Alex Ramírez": Jasminne Paulino y su aporte a la literatura dominicana por Ángela Abreu
Letras Dominicanas☻Nueva York - may. 09, 2025 | 12:15 p. m.
Una Nueva Página en la Literatura Dominicana
Una historia que destaca la diversidad y la inclusión en la literatura
El Extraordinario Orbitar de Alex Ramírez: Una Nueva Página en la Literatura Dominicana
En los libros dominicanos de hoy, pocas historias han logrado mostrar con tanta sensibilidad las experiencias de jóvenes con formas diferentes de pensar y sentir como "El Extraordinario Orbitar de Alex Ramírez" (The Extraordinary Orbit of Alex Ramírez) de Jasminne Paulino.
Esta novela en verso, que será publicada el 3 de junio de 2025 por G.P. Putnam's Sons Books for Young Readers, es especialmente valiosa porque habla de temas que casi nunca vemos en nuestros libros.
Con 304 páginas y dirigida a lectores de 5 a 9 años, este libro promete ser una adición significativa a la literatura infantil dominicana.
La obra de Paulino es importante para la literatura dominicana por varias razones. Primero, habla de la neurodivergencia (formas diferentes de pensar y procesar información, como el ADHD) desde una mirada dominicana, rompiendo el silencio que normalmente existe en nuestras comunidades latinas sobre estos temas.
"Los datos muestran que menos del 1 % de los libros dominicanos tienen personajes principales con discapacidades, y casi no existen protagonistas neurodivergentes en nuestros libros para jóvenes"
Angy Abreu“
Como la misma autora dice en su entrevista con la Asociación de Escritores Dominicanos: "Las comunidades latinas, no hablamos de eso. No nos sentimos cómodos reconociendo que algunos de nuestros niños tienen diferencias, que necesitan diferentes tipos de entornos".
Paulino eligió escribir su libro como una novela en verso, algo que no es casual. Según explica: "Su voz es muy musical. Y me gusta pensar que las novelas en verso deberían leerse como música".
Esta forma de escribir enriquece nuestra literatura dominicana, donde este estilo no ha sido muy usado, especialmente en libros para jóvenes.
Si miramos los libros dominicanos, vemos que muy pocos hablan sobre personas con formas diferentes de pensar, con ADHD o con discapacidades, especialmente en libros para jóvenes.
Los datos muestran que menos del 1 % de los libros dominicanos tienen personajes principales con discapacidades, y casi no existen protagonistas neurodivergentes en nuestros libros para jóvenes.
Esto contrasta con lo que está pasando en otros países de Latinoamérica, donde en los últimos cinco años ha aumentado la presencia de personajes neurodivergentes en los libros. Incluso en el Caribe, países como Cuba y Puerto Rico han explorado más estos temas, mientras que en República Dominicana nos hemos quedado un poco atrás.
Una excepción importante es Jasminne Méndez, autora dominicano-estadounidense que escribió "Aniana del Mar Jumps In" (publicada en español como "Aniana del Mar se avienta"), sobre una nadadora de 12 años a quien le diagnostican artritis juvenil.
Este libro trata sobre una discapacidad física y cómo una niña lucha por lo que ama a pesar de los obstáculos. Como dice la reseña: "Esta es la historia de una niña que debe crecer como las mareas para encontrar su fuerza y defender lo que ama".
El libro de Paulino da un paso más al poner la neurodivergencia como tema central y crear un personaje como Alex Ramírez, que resulta auténtico y profundo, ayudando a llenar este vacío en nuestros libros.Lo que hace que "El Extraordinario Orbitar de Alex Ramírez" sea tan especial es que conecta temas que todos podemos entender con experiencias propias de nuestra cultura. Alex, un estudiante de séptimo grado neurodivergente que quiere salir de su aula especial, representa la lucha de muchos jóvenes por ser reconocidos y respetados por quienes son.
El libro, escrito en verso con un estilo accesible y con diálogos en español que honran las raíces dominicanas y puertorriqueñas del protagonista, aborda temas como:
- Aprender a defenderse uno mismo
- Buscar quién eres cuando te sientes limitado
- Cómo son las familias latinas cuando tienen un hijo con necesidades diferentes
- Cómo nuestras pasiones nos ayudan a entender el mundo
La obsesión de Alex por la NASA y el espacio es un símbolo poderoso de su deseo de libertad y de explorar más allá de sus límites.
Como dice Paulino: "Los adultos y niños neurodivergentes tienden a enfocarse intensamente en cosas que les apasionan. Quería que él tuviera eso como forma de entender el mundo".
La publicación de este libro marcará un momento especial para la literatura dominicana porque creará un espacio donde los jóvenes neurodivergentes dominicanos podrán verse reflejados y sentirse valorados.
En un país donde estos temas muchas veces se callan o se ignoran, "El Extraordinario Orbitar de Alex Ramírez" ofrecerá representación y reconocimiento.
La novela también rompe con ideas fijas sobre lo que "debe ser" la literatura dominicana, demostrando que nuestros autores pueden hablar de temas universales desde nuestras propias experiencias.
Aunque está publicada originalmente en inglés, esta obra contribuirá mucho a nuestra literatura dominicana, especialmente la que se escribe en la diáspora, ampliando los temas y estilos de lo que consideramos "literatura dominicana".
El lanzamiento del libro el 3 de junio de 2025 coincidirá con un momento en que hay más conciencia sobre la importancia de la diversidad en los libros para niños y jóvenes.
En este contexto, "El Extraordinario Orbitar de Alex Ramírez" aparecerá como un libro pionero que ampliará la representación de experiencias neurodivergentes en la literatura dominicana.
Reconocimiento y críticas
Aunque el libro aún no ha sido publicado, ya ha recibido elogios extraordinarios de críticos y autores destacados. Booklist le otorgó una reseña destacada, señalando que "la obra captura las aspiraciones de un estudiante y su ascenso al éxito mientras se convierte en el héroe de su propia historia", y la describe como "una lectura obligada".
School Library Journal también le dio una reseña destacada, llamándola "una celebración de la perseverancia, la inteligencia en todas sus formas y la importancia de ser visto por quien uno realmente es".
Kirkus Reviews la califica como "una historia edificante sobre la importancia de creer en uno mismo".
El desafío de preservar nuestra voz: la traducción auténtica en la literatura dominicana
El aclamado autor Jason Reynolds describe la obra como "extraordinaria", destacando cómo la historia muestra a "un niño que está seguro de su propia magia en medio de los adultos dudosos que lo rodean".
La propia Jasminne Méndez, autora de "Aniana del Mar Jumps In", comenta: "Un libro excelente para cualquier joven que haya luchado por encontrar las palabras y la fuerza para hablar y defenderse a sí mismo".
El libro también ha sido elogiado por incluir naturalmente frases en español que reflejan las raíces del protagonista, añadiendo autenticidad y profundidad cultural a la narrativa.
Quizás lo más valioso de esta obra sea su mensaje de empoderamiento. Como dice Paulino sobre lo que espera que los lectores saquen de su libro: "Es para los jóvenes que sienten que no están siendo vistos, que hay algo que esperan hacer, y tal vez sienten que no hay espacio para ellos. Es una invitación a dar un paso hacia esa cosa".
Este mensaje conecta profundamente con la realidad dominicana, donde muchos jóvenes, especialmente aquellos con experiencias distintas a la mayoría, a menudo luchan por encontrar su voz y su lugar.
La historia de Alex ofrece un ejemplo de perseverancia y valentía que puede inspirar a cualquiera, sin importar de dónde venga.
Conclusión
"El Extraordinario Orbitar de Alex Ramírez" es una valiosa adición a los libros dominicanos de hoy.
Con su formato en verso, su forma sensible de hablar sobre la neurodivergencia y su mensaje sobre la importancia de defender lo que uno es, Jasminne Paulino ha creado un libro que amplía lo que la literatura dominicana puede ser y hacer.
En un momento en que las voces dominicanas que escriben desde otros países están enriqueciendo nuestra literatura, esta obra brilla como un ejemplo de cómo los autores dominicanos están abordando temas actuales con sensibilidad y relevancia cultural.
Sin duda, "El Extraordinario Orbitar de Alex Ramírez" marcará un antes y un después en los libros dominicanos para jóvenes, abriendo el camino para futuras historias sobre la diversidad neurológica y la experiencia adolescente desde nuestra mirada caribeña.
Ángela Abreu
Ángela "Angy" Abreu es la fundadora y directora ejecutiva de la Dominican Writers Association (DWA), una organización sin fines de lucro 501(c)(3) dedicada a amplificar y promover las obras de autores dominicanos en los Estados Unidos. Como directora ejecutiva de DWA, Angy está comprometida con el apoyo a escritores emergentes que buscan publicar sus obras, ya sea de manera tradicional o independiente, proporcionándoles herramientas, recursos y oportunidades para el desarrollo continuo de su talento. Su visión es integrar a estos escritores en el canon literario dominicano, enriqueciendo la narrativa, la visibilidad y la representación de la diáspora dominicana dentro del panorama literario global.
jueves, 1 de mayo de 2025
DAMOS LA BIENVENIDA A «LA PRINCESA DE LOS CABELLOS PARA ARRIBA» DE MARY ROSE HERASME
Definida como una historia de amor donde la Princesa Sam descubre cómo amarse tal cual es para junto a su madre despertar la autoconfianza y desarrollarse sin condicionamientos, LA NOCHE LARGA DE LOS MUSEOS del 17 de mayo de 2025, acoge la presentación de esta obra creada para la infancia.
Mary-Rose Herasme es Licenciada en Publicidad de la Universidad APEC, en Santo Domingo. MBA de la Universidad Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra. Se ha desempeñado en el área de relaciones públicas y comunicaciones. Ha colaborado con periódicos y revistas de circulación nacional.
miércoles, 26 de marzo de 2025
martes, 11 de marzo de 2025
Rosa Francia Esquea y Verouschka Freixas presentan EL CUMPLEAÑOS DE TOMÁS TOMATICO para los más chiquitos♥

jueves, 6 de marzo de 2025
¡FIESTAAAAA! SALE UN NUEVO LIBRO DE EVELYN RAMOS MIRANDA Y HENRY CID: Odette y las mariquitas de papel
EVELYN RAMOS MIRANDA
miércoles, 5 de febrero de 2025
Hadas en el Caribe, un cuento de Sandra Tavárez
La segunda semana de agosto siempre organizábamos una mini fiesta en la casa. Preparábamos: mini pizas, mini hotdogs, mini burgers, mini cupcakes. Crecí viendo aquel mundo que mágicamente aparecía una vez al año, al final leíamos un cuento en uno de los minilibros de mi mamá. Una noche, al terminar la lectura, pregunté:
—¿Hay hadas en el Caribe?
—Con este calor, lo dudo, aunque tu mamá piensa diferente —respondió mi padre.
—Tal vez hay —continué —y viven ocultas en las montañas.
—Es posible —dijo mi padre, y agregó —ya es hora de dormir.
Mi madre me llevó a la habitación, mientras me arropaba le dije:
—¿Me cuentas una historia que tenga hadas en el Caribe?
—Es que sólo conozco una, y es un poco triste —dijo mi madre.
—No importa, quiero escucharla —concluí.
—¡Está bien!... Hace muchos, muchos años había una familia que vivía en un barrio muy pobre de una provincia del interior. A veces no había comida suficiente para todos en la casa. Un día Jane escuchó que sus padres iban a enviarla a la capital, a vivir con sus tías. Ella pensó que, si se la llevaban, jamás volvería a ver a sus padres. Miraba al cielo a través de una ventana, cuando le pareció ver una luciérnaga que se encendía y apagaba cerca del árbol de nísperos; pero no era una luciérnaga, dejaba una estela de luz a su alrededor. Jane salió por la ventana y se acercó. Vio que era más grande de lo que esperaba. Sus alas eran transparentes, su cabello rizado sujetado a un lado con una florecilla amarilla, llevaba puesto un hermoso vestido de seda y en el dedo anular de la mano derecha tenía un anillo con un diminuto diamante verde.
Todo era tan pequeño y sin embargo los detalles eran impresionantes. Jane estaba maravillada y dijo:
—Si fuera tan pequeña como tú, mis padres no tendrían que mandarme lejos, porque comería muy poco.
De repente se escuchó la voz de la madre:
—¡Jane! ¿Qué haces ahí? Entra por favor.
—¡Ya voy! —contestó, y se volvió hacia el hada y dijo —: Ayúdame, no me quiero ir, vuélveme tan pequeña como tú. ¡Te lo suplico!
Esa noche, Jane vio el hada de nuevo, pero en un sueño, y ésta le susurró:
—Hola, soy el hada Carib — después dijo unas palabras que Jane debía recordar, la tocó con su varita y se marchó.
Jane despertó emocionada, pero su padre había salido y ella quería hacer su acto de magia frente a los dos, así que pasó todo el día inquieta esperando su llegada. Al final de la tarde escuchó que bocinaban en frente de su casa y salió corriendo para ver quién era…
Su padre había llegado con uno de sus amigos en una camioneta, ambos empezaron a bajar de ésta bolsas del supermercado repletas de alimentos. La madre fue a recibirlo y llevaron las bolsas hasta la cocina. Luego se despidieron del amigo. Jane y su padre empezaron a organizar todo. La madre de inmediato se puso a preparar la cena. Los tres estaban felices. Comieron en abundancia. Su padre les contó que consiguió un empleo y que su jefe le dio un adelanto para comprar alimentos.
Después de cenar, Jane se fue a la cama. Estaba tan contenta, que se había olvidado del hada, cuando una luz brillante en la ventana la hizo mirar hacia allá, se levantó y el hada voló hacia ella. Jane, con mucho entusiasmo, le dijo:
—Hola hada Carib, muchas gracias, pero ya no necesito el deseo. Todo se resolvió, no me van a mandar lejos.
El hada se veía preocupada, volaba en círculos, se mordía las uñas, parecía decir algo, pero Jane no la escuchaba con claridad, así que se sujetó el cabello con una mano, dejando sus orejas descubiertas, y le dijo:
—Acércate.
El hada se acercó lo suficiente y repitió el encanto que había lanzado sobre ella:
—Porque así lo has deseado sólo debes decir: «quiero ser tan pequeña cual mazorca de maíz». Aún si no lo dijeras ya no hay vuelta atrás porque en quince exactos se hará realidad.
—Pero, no lo necesito —repitió Jane.
—En quince se cumplirá —confirmó el hada.
—¿En quince qué? —preguntó Jane.
—No lo sé —dijo algo confundida el hada.
—¿Cómo que no lo sabes? —dijo Jane con tristeza.
—Es que me lo aprendí de memoria y en realidad no se me ocurrió preguntar —agregó el hada.
—Pregunta ahora —dijo Jane esperanzada.
El hada empezó a llorar, lágrimas brillantes como hilos de plata bajaban por sus mejillas y continuó:
—No puedo… Estoy sola… Me extravié…
—¿Cómo que te extraviaste?
—Mis hermanos y yo viajaríamos al norte, tan al norte como ningún hada ha viajado, veríamos una aurora boreal.
—¿Y eso qué es?
—Es un fenómeno espectacular, el cielo se llena de colores. Es como si decenas de arcoíris estallaran al mismo tiempo. En fin, quise adelantarme a mis hermanos para llegar primero y erré el camino, luego me atrapó una gran tormenta y terminé aquí, no sé cómo regresar a casa. Desde que llegué, nunca me había acercado a nadie, hasta que me encontraste.
—¿Qué podemos hacer? —preguntó Jane.
—Hay que esperar —dijo el hada.
—¿Esperar qué? —preguntó Jane.
—Quince —contestó el hada.
—¿Quince qué? —volvió a preguntar Jane.
El hada se quedó pensativa por un momento, luego dijo:
—A ver, tu deseo fue concedido a las seis de la mañana, así que no son quince minutos. La siguiente medida es quince horas… Vamos a ver, ¡no soy buena para las matemáticas! —y empezó a contar con los dedos, al terminar dijo—: A las nueve son quince horas —miró el reloj que estaba en la pared, faltaban quince minutos para las nueve. Ambas se quedaron mirando el reloj hasta que dieron las nueve en punto.
—No pasó nada —dijo Jane con alegría.
Ambas saltaban felices. Se escuchó la voz de la madre:
—¿Jane, estás bien?
—¡Sí mami!
—Ya duérmete.
—Lo haré.
El hada Carib se despidió, Jane le dijo:
—¿Adónde vas? ¿Por qué no te quedas conmigo?
El hada le explicó:
—¿Ves la cima de aquella montaña? Ahí es donde estoy viviendo ahora. No sé dónde están mis hermanos, pero debo decirles dónde estoy. Cuando estamos lejos usamos la luz para comunicarnos. Durante el día duermo entre las copas de los árboles para tener energía suficiente, y todas las noches les envío un mensaje. Si alguno de mis hermanos lo ve, sabrán que soy yo. Y con una sonrisa agregó:
—No te preocupes, volveré cuando hayan pasado quince, a partir de la hora del encanto.
—¿Quince qué? —preguntó Jane.
—Quince días —respondió el hada y se alejó.
A la madre le sorprendió el repentino interés de la niña en los días, el padre le trajo un enorme calendario y lo colocó en la pared de su habitación.
La niña había marcado el día en que él empezó a trabajar y pensó que estaba emocionada por eso o que tal vez quería pedirle algún juguete, así que se adelantó y le compró un hermoso juego de té. La expresión de la niña le sorprendió:
—Gracias, creo que lo voy a necesitar —y se llevó la caja a su habitación sin abrirla.
Al amanecer del día quince llegó el hada Carib y le susurró al oído:
—Despierta Jane.
Jane abrió los ojos, miró el reloj y vio que faltaban quince minutos para la seis. Como la vez anterior, ambas se quedaron mirando el reloj. A las seis en punto Jane miró sus manos y sus pies y al ver que todo estaba del tamaño adecuado saltó de la cama y empezó a brincar en el piso. Se escuchó la voz de la madre:
—¿Jane, ya estás despierta?
—Sí, mami.
—Voy a ayudarte en unos minutos —agregó la madre—. El hada Carib le susurró al oído:
—Volveré cuando hayan pasado quince.
—¿Quince qué?
—Quince semanas.
De inmediato Jane corrió hacia su calendario. Ya había aprendido a contar, así que calculó la fecha en que regresaría el hada, siempre contando a partir del día del encanto. Dibujó allí un par de alas.
Al amanecer de la semana quince, llegó el hada Carib y le susurró:
—Despierta Jane.
—¿Ya es hora? —dijo Jane algo somnolienta.
—Faltan quince —dijo el hada, ambas miraron el reloj y esperaron a que fueran las seis en punto.
—¡Nada! ¡No pasó nada! —dijo Jane.
Las dos estaban felices, el hada se acercó y dijo:
—Volveré, cuando hayan pasado quince.
—¿Quince qué? —preguntó Jane.
—Quince meses —respondió el hada y se fue.
El padre de Jane estaba un poco preocupado, ella dejaba la mayoría de sus juguetes empacados, como si los estuviera guardando para algo, un día él se acercó y le preguntó:
—¿No te gustan los juguetes que te compro?
—Claro que sí papi —dijo ella con sinceridad.
—Si quieres se lo podemos regalar a otra niña.
—No papi, es que los voy a necesitar.—. El padre rio sin entender lo que la niña decía, aun así, para seguirle el juego preguntó:
—¿Hay algo más que puedas necesitar?
—Sí, sería bueno tener una casa.
—Pero tenemos una casa.
—Quiero decir una casita, que tenga todo lo de una casa grande.
—¿Para tus juguetes? —preguntó el padre.
—Sí, y para mí —contestó ella con firmeza.
Al día siguiente empezaron a diseñar la casa, el padre dibujó una puerta diminuta y le preguntó:
—¿Te parece bien así?
—No —contestó ella —debe caber una mazorca de maíz.
Él sonrió, hizo lo que sugería la niña y dibujó todo en proporción al tamaño de la puerta. La construcción de la casa se convirtió en un proyecto de toda la familia, el padre dijo que debía tener buena iluminación, la madre diseñó unas hermosas cortinas, al terminar se dieron cuenta que faltaban algunos muebles, así que cada vez que el padre cobraba su sueldo traía un juguete nuevo, pero ahora en vez de dejarlo en la caja, Jane lo colocaba de inmediato en el lugar adecuado, hasta que estuvo amueblada.
Pasó el tiempo y al amanecer del mes quince, llegó el hada Carib y le susurró al oído:
—Despierta Jane.
Jane despertó y preguntó:
—¿Ya es hora?
—Faltan quince —contestó el hada.
Ambas se quedaron mirando el reloj, hasta que marcó las seis en punto.
—¡No puede ser! ¡Estoy igual!—. Los gritos de Jane se escucharon en toda la casa. El hada Carib también estaba feliz, daba vueltas en círculos llenando de luces brillantes toda la habitación. De repente se escuchó que alguien se aproximaba a la puerta. El hada Carib se acercó a Jane y le dijo:
—Volveré cuando hayan pasado quince.
—¿Quince qué? —preguntó Jane.
—Quince años —respondió el hada—. El padre de Jane abrió la puerta y aún había polvo de hadas flotando en la habitación.
—¿Qué sucede aquí? ¿Qué estás haciendo? —preguntó el padre confundido.
—¿Qué pasaría si un día yo fuera tan pequeña que necesitara vivir en la casita? —preguntó Jane entristecida.
—La casita fue hecha para ti, así que pienso que serías feliz en ella —dijo el padre mientras la abrazaba, y agregó: —Además no estarías sola, tu madre y yo estaríamos contigo.
Pasaron los años y lejos de empequeñecerse Jane empezó a crecer como estirada por un resorte. La madre se sorprendió cuando un día el padre llegó con un auto eléctrico a escala. Anteriormente, le había comprado un juego de pesas, una caminadora y una bicicleta estacionaria, hizo un anexo a la casita y los colocó allí. La madre pensó que ya era tiempo de hablar con él, se acercó y con dulzura de dijo:
—La niña ya creció, ¿por qué sigues comprándole juguetes?
—Es por si un día los necesita —dijo el padre. La madre no entendió la respuesta y él no sabía cómo explicarle, así que ambos permanecieron en silencio hasta quedar dormidos.
En el amanecer del año quince, el hada Carib entró por la ventana, pero Jane no estaba dormida, estaba sentada en el suelo frente a la casita.
—¿Ya es hora? —preguntó Jane. El hada no contestó y ambas se quedaron mirando el reloj hasta que fueron las seis en punto. Hubo un estallido de luz en toda la casa, el padre se despertó y corrió a ciegas hasta la habitación de Jane. Entró y la luz empezó a disiparse poco a poco, aún no podía enfocar con claridad y preguntó:
—Jane, ¿dónde estás?
Nadie respondió, era como si su hija hubiera desaparecido junto con la luz. Estaba aterrado, salió corriendo de la habitación y regresó en unos segundos. Se acostó en el piso. Tocó la puerta de la casita. Jane abrió.
—Tengo un regalo para ti —dijo el padre con ternura.
—¿Qué es? —preguntó Jane.
—Ábrelo —invitó el padre.
—¡El principito! —dijo ella emocionada y hojeó el diminuto libro que era del tamaño perfecto para sus manos.
—En la casita tienes todo lo que necesitas, excepto libros — dijo el padre.
—¿Traerás más?
—Claro, mañana mismo lo haré—. Ambos rieron y en ese momento salió el hada Carib.
—Lo sabía —dijo el padre—, sabía que te había visto.
Ambas le contaron al padre lo que había sucedido, él escuchó el relato con atención, al final el hada Carib dijo:
—Debo irme mis hermanos me esperan.
—¿Tus hermanos? —preguntó Jane.
—Sí —respondió el hada—, durante todo este tiempo estuvieron buscándome y hoy me encontraron.
Le pasó una extraña florecilla de color verde y como siempre dijo:
—Volveré dentro de quince.
—¿Quince qué? —preguntó Jane angustiada.
—Mis hermanos crearon la flor para ti, cómela ahora y la magia se revertirá en quince años —dijo el hada y se fue por la ventana.
El árbol de nísperos brillaba con luces intermitentes, eran los hermanos del hada Carib que la esperaban.
—Habrá que construir algunos libreros para la casita —dijo el padre.
—¿Por qué? —preguntó Jane.
—En quince años necesitarás muchos libros.
La narración de la historia fue interrumpida, mi padre se paró en la puerta de la habitación y dijo:
—Jane, por favor, ya deja que la niña se duerma.
Abrí la boca sorprendida:
—¡Eras tú!
De repente todo tenía sentido. La casita llena de juguetes que conservaba el abuelo, las mini fiestas que año tras año organizábamos, los minilibros que leíamos. Con entusiasmo dije:
—¡Mami, la niña de la historia eras tú… eres Jane!
—Para ti sigo siendo mami —me cubrió con la sábana, me besó en la frente y al salir apagó la luz de la habitación.
Estaba emocionada, me levanté y miré por la ventana, al igual que en la casa del abuelo teníamos un árbol de nísperos, vi luces intermitentes en él, pensé que podrían ser hadas, pero esta vez sólo eran luciérnagas.
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Sandra Tavárez |
SANDRA TAVÁREZ por Rafael Peralta Romero
Mi primer encuentro literario con Sandra Tavárez tuvo efecto en el 2012 porque ambos resultamos galardonados en el segundo Concurso de Cuentos sobre Béisbol, organizado por el Ministerio de Cultura. En ese certamen yo obtuve el tercer lugar y ella ganó una de las menciones con su cuento “Conceptos de sacrificio”. En sus datos biográficos aparece que también había ganado en el primer concurso de cuentos sobre béisbol en el 2008.
Con su libro “Límite invisible”, mi encuentro con esta cuentista adquiere otra dimensión. Este libro permite aquilatar su talento narrativo y su visión de la sociedad y de inmediato puedo decir que hay en ella una escritora que no evade temas y que en su enfoque de las realidades que trata siempre aparece su preocupación por cómo ocurren las cosas.
Su trayectoria literaria revela en Tavárez una buena disposición para la creación literaria, particularmente, para el cuento. La disposición se vincula directamente con la aptitud, que es un desembarazo, una soltura para emprender una determinada acción que alguien tiene a su cargo o necesita realizar. Tavárez muestra proporcionada disposición, que es una condición esencial para escribir cuentos y no tomar esta labor como una afición, sino como un oficio.
Es graduada en contabilidad, una profesión que le aporta poco -no he dicho que nada- a su vocación literaria. No obstante, Tavárez ha venido abriéndose paso para materializar el propósito de expresar lo que tiene que expresar. No se puede ser escritor si uno no tiene algo que decir, diría que la persona podría manejar adecuadamente las técnicas y servirse holgadamente de los recursos formales, sin embargo, si el escritor no tiene nada que decir, no podrá producir su obra.
Y esto es muy importante, porque muchas veces a ciertos escritores se le va la vida pensando en una obra que tienen en su mente y que sueñan escribir, pero que por falta de disposición no la plasman. Reitero que el talento conlleva disposición, van juntos, entonces estoy elogiando de esta escritora su disposición como he podido apreciar en su libro “Límite invisible”.
La narrativa de Sandra Tavárez demuestra que la autora está consciente de que el cuentista tiene una responsabilidad social que consiste en testimoniar su época. Aunque lo cito de memoria, quiero recordar un dicho de Juan Bosch, quien ha escrito en sus Apuntes sobre el arte de escribir cuentos que quien nace con la vocación de cuentista tiene un don que está obligado a poner al servicio de la sociedad.
Es que, sin ser historiador ni periodista, el cuentista recoge la memoria de su tiempo y transmite ideas y sentires colectivos e, incluso, y ahí están los filólogos para demostrarlo, transmiten formas de hablar que representan materia de estudio para los lingüistas, sobre todo cuando del habla popular se trata. Nada como la narrativa para mostrar esos hechos de lengua, esos matices con los que la gente vigoriza su léxico cotidiano. La obra de Sandra Tavárez no está exenta de esto.
Nuestra autora no es ajena a lo que ocurre en su derredor, tampoco se ocupa del realismo fotográfico que reproduce la realidad tal como es. La escritora santiaguera, más bien parte de esos hechos reales para elaborar el texto literario conforme a su sentir, de su conocimiento de la lengua, de su gusto literario y desde luego de sus lecturas. Ella distribuye acotaciones de índole metafísica o surrealista con todo y que estemos hablando de que su obra parte del realismo.
En estos cuentos, se siente vida humana, gente en aeropuertos, gente que disfruta el amor carnal, gente que hace lo que es propio de humanos. Pienso que “Límite invisible”, que creo su primer libro, revela en Sandra Tavárez aptitudes bien definidas para desarrollar en ella una cuentista de gran categoría.
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Sandra Tavárez y el director de la BNPHU: Rafael Peralta Romero |
«FRAGMENTOS DE OTROS MUNDOS», colección de cuentos de la joven de 16 años YEILA MOREL
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